2 enero 2025
Peregrinos de la Esperanza
Mons. Ignacio Ducasse Medina, Arzobispo de Antofagasta, Gran Canciller UCN El Papa Francisco ha invitado a toda la Iglesia a celebrar un nuevo Jubileo bajo el lema “Peregrinos de la esperanza”. Jubileo que el mismo Papa abrió recién el pasado 24 de diciembre, simbolizado en la apertura de la Puerta Santa de la Basílica de […]
Columna de
Mons. Ignacio Ducasse Medina
Mons. Ignacio Ducasse Medina, Arzobispo de Antofagasta, Gran Canciller UCN
El Papa Francisco ha invitado a toda la Iglesia a celebrar un nuevo Jubileo bajo el lema “Peregrinos de la esperanza”. Jubileo que el mismo Papa abrió recién el pasado 24 de diciembre, simbolizado en la apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro. Pero, ¿qué es un jubileo?, ¿cuáles son sus raíces?
El Año Jubilar tiene su origen en el Antiguo Testamento. La ley de Moisés había establecido para el pueblo judío un año particular. “Contarás siete semanas de años, siete por siete, o sea cuarenta y nueve años. El día diez del séptimo mes harás sonar la trompeta. El día de la expiación harán que resuene la trompeta por toda la Tierra. Declararán santo este año cincuenta y proclamarán la liberación para todos los habitantes del país. Será para ustedes año jubilar y podrán regresar cada uno a sus posesiones y a su familia” (Lev 25, 8-10). Las celebraciones se anunciaban tocando el cuerno del carnero, que en hebreo se dice “jobel”, del que deriva la palabra jubileo. La celebración de este año suponía, además, la devolución de las tierras a los antiguos propietarios, la remisión de las deudas, la liberación de los esclavos y el reposo de la tierra.
En el Nuevo Testamento, Jesús se presenta como “El que lleva a cabo el antiguo Jubileo”, al haber venido para “proclamar el año de gracia del Señor”. El mismo Jesús personifica de manera permanente “el tiempo del jubileo, puesto que, en Él, el Hijo de Dios hecho nuestro hermano, descubrimos que Dios, con la Encarnación, se ha introducido en la historia del tiempo” (Juan Pablo II). Toda historia humana es historia salvífica de modo permanente. En Jesús podemos ver el rostro de la misericordia del Padre.
Al abrir el Papa Francisco la Puerta Santa, enfatizó que la esperanza cristiana “es la promesa del Señor que hemos de acoger aquí y ahora, en esta tierra que sufre y que gime”. En esta línea, Francisco remarcó que dicha esperanza nos pide que no nos dejemos llevar por la rutina ni detenernos en la mediocridad y en la pereza. Nos exhorta a que “nos hagamos peregrinos en busca de la verdad, soñadores incansables, mujeres y hombres que se dejan inquietar por el sueño de Dios; el sueño de un mundo nuevo, donde reinan la paz y la justicia”.
En nuestra iglesia diocesana, al igual que en todas las diócesis del mundo, hemos abierto el Año Jubilar en la fiesta de la Sagrada Familia. Que el Jubileo, nos llene de esperanza a todos, a las familias, y transitemos el año 2025 sembrando esperanza a nuestro alrededor.