14 agosto 2025

Academia

Investigadora hace estadía en el IIAM para estudiar trabajo invisibilizado en la transición energética

Ingrid Altamirano, doctoranda en Geografía Humana en la Universidad de Lund (Suecia), estudia los impactos sociales y de género de la transición energética y la minería de litio en el Norte de Chile. Originaria de Ciudad de México, Ingrid Altamirano lleva más de una década residiendo en Suecia, donde actualmente cursa un doctorado en Geografía […]

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Ingrid Altamirano, doctoranda en Geografía Humana en la Universidad de Lund (Suecia), estudia los impactos sociales y de género de la transición energética y la minería de litio en el Norte de Chile.

Originaria de Ciudad de México, Ingrid Altamirano lleva más de una década residiendo en Suecia, donde actualmente cursa un doctorado en Geografía Humana en la Universidad de Lund. Su trayectoria académica ha sido marcada por la interdisciplinariedad: estudió Relaciones Internacionales con especialidad en Geopolítica de los recursos naturales en la Universidad Nacional Autónoma de México, realizó una maestría en Ecología Humana con enfoque en cultura, poder y sostenibilidad en Suecia, y una especialización en Epistemologías del Sur en el Consejo Latinoamericano en Ciencias Sociales (CLACSO).

En el marco de su investigación doctoral, realiza una estadía en el Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Museo (IIAM), de la Universidad Católica del Norte (UCN), en San Pedro de Atacama, en conexión tanto con el Núcleo UCN TraGeMa  (Trabajo, Género y Minería en el desierto de Atacama) como con el proyecto Anillos ATE240007 “Geopolítica de los off-sites del litio: Infraestructuras, Territorios y Geoecologías – LiOness”, pues su estudio se centra en la transición energética y las políticas de descarbonización impulsadas desde el norte global con perspectiva de género.

Ingrid Altamirano busca comprender cómo los grandes proyectos de energías renovables y de extracción de minerales estratégicos como el litio reconfiguran la economía y generan nuevas formas de trabajo femenino no pagado. “En sectores mineros muy masculinizados, muchas veces son las mujeres quienes sostienen la reproducción social: limpian, preparan comida, ofrecen servicios a empresas contratistas. Trato de ver cuánto de ese trabajo, esencial para mantener la dinámica extractiva funcionando, no es reconocido ni retribuido en forma monetaria”, señala.

Su enfoque es el de una ecología política feminista, que se aproxima a los cuerpos y las experiencias concretas detrás de la llamada transición verde. Su investigación se enmarca dentro del proyecto TRANS-FEM – A just TRANSport TRANSformation? A TRANSnational, FEMinist analysis of the social reproduction of the lithium and copper supply chain. , dirigido por Martina Caretta y Diana Vela Almeida, gestionado por  la Universidad de Lund (Suecia), el cual está financiado por la Swedish Research Council Formas grant AC2023/0033.

COMPARACIÓN

Durante su estadía en Chile, la investigadora intenta comprender los contextos locales de  comunidades como Calama, Toconao y Peine, explorando cómo la economía extractiva genera dinámicas de cuidado, tensiones sociales y precarización. Al mismo tiempo, compara estas realidades con lo que observa en el norte de Suecia, donde se localiza la manufactura de baterías para autos eléctricos. “Lo interesante es que, aunque son contextos radicalmente distintos, se repiten lógicas similares: en Suecia muchos de los trabajos más precarizados recaen en personas inmigrantes con menos derechos laborales, alojados en condiciones temporales e informales. Eso muestra que incluso en países presentados como sostenibles e igualitarios, la transición energética descansa sobre trabajo invisibilizado”, advierte.

Su tesis doctoral, que titula “Geografías de extracción y manufactura: un análisis sobre la reproducción social del trabajo dentro de la industria verde de baterías”, busca enlazar ambos extremos de la cadena del litio.

Para ella, la experiencia en Atacama ha sido fundamental. “No me interesa estudiar acerca de las comunidades desde afuera, sino con los compañeros de acá, en diálogo”. En ese sentido, resalta la importancia de aprender de quienes habitan el territorio. “Tengo compañeros originarios de los territorios locales, que conocen la historia y la geografía de la región en profundidad. Para mí, estar en un seminario con ellos, compartir y pensar juntos, es invaluable. Espero que mi investigación tenga más sentido porque no se trata sólo de producir un texto, sino de visibilizar, de la mano del conocimiento local”, agrega.

El objetivo de su trabajo es doble: dar a conocer en el norte global las realidades invisibilizadas de los territorios de extracción y, al mismo tiempo, aportar en Chile una mirada de cómo estas transformaciones también afectan otras geografías. “En Europa se cree que comprando un auto eléctrico se está cambiando el mundo. Mi investigación quiere mostrar que la economía fósil sigue estando presente en todas las etapas de estas ‘nuevas’ formas de producción y transporte, y que las energías renovables también tienen costos sociales y ambientales ocultos”, señala.

Con un enfoque feminista y crítico, busca generar un eco más amplio: “La investigación no es sólo el acto de acumular conocimiento académico. Para mí es importante aprender también de los movimientos sociales y de la gente local, que muchas veces sabe más que el investigador con doctorado. Lo valioso es ese aprendizaje conjunto, de ida y vuelta”.